sábado, julio 14, 2007

Écha un ojo por aquí


Mi ventana es una de esas cosas que me hacen dudar de lo idílico que pueden llegar a ser las relaciones de pareja: No se queja cuando la abro porque tengo calor, ni reniega si la cierro en banda porque es el frío quien se apodera de mí. Si me está calentando demasiado basta con bajarle la persiana y por si eso fuera poco, si se diera el caso de que no quisiera saber más de ella, el estor hace el trabajo sucio por mí y arreglados. ¿No es maravillosa? Sólo le falta cocinar, planchar, fregar los platos y hacer bien el amor para ser la mujer perfecta, aunque yo confío plenamente en ella y sé que lo conseguirá hacer algún día, ¿verdad cariño?...Dice que todo a su tiempo.


Ahora en serio, mi meravigliosa ventana es desde hace un tiempo, uno de esos objetos, circunstancia o detalle que por pequeño que resulta pasa desapercibido por la vida sin que uno sea consciente de que está ahí y de que es importante para el día a día. En eso también influye que estos inanes aspectos terminan haciéndose habituales y cotidianos, y como tal, dejamos de apreciarlos en la medida que deberíamos. Para que no le ocurra eso a mi ventana está aquí ahora, para que no caiga en el olvido. Cuando estoy aquí sentado y no sé qué hacer o se producen esos ratos en los que nada pasa, inconscientemente miro a esa enorme cristalera transparente que hace que mi habitación no sean cuatro paredes (expresión que nunca he entendido, acaso el techo y el suelo no son paredes? debe ser que el que las contó tendría el conocimiento justo para pasar el día y no llegó hasta seis...para cosas como esta pagamos nuestros impuestos? vayanse a la mierda, hombre), y no sólo eso, si no que hace que no se acabe. Mi habitación es infinita gracias a mi ventana: a través de ella se ven unos enormes árboles a los que he visto crecer, y ellos me han visto crecer a mí a lo largo de estos años; los cuáles están tan cerca que dan la sensación de poder alagar la mano y agarrar una de sus ramas. Inmediatamente después les siguen unos pinos igual de altos que los sauces del principio, y ya al final están los bloques de pisos, donde supongo, habrá otro Dani que mira por su ventana de vez en cuando.

Aunque el panorama no siempre es tan bonito, en invierno casi todas las hojas de los sauces caen, y las que logran sostenerse son marrones y están podridas; dando lugar a un paisaje marrón y triste, como es el invierno: frío y largo. Sin embargo y por suerte, estos días en los que el sol reina en todo lo alto, el follaje es de un verde vivo que curaría la peor de las enfermedades al más hipocondríaco de los mortales; frondoso como los profundos bosques del Amazonas, ¡¿qué digo?! ¡Más quisiera el Amazonas!

Por todo so, y por ser la única chica que por más que la mire nunca dirá una palabra más alta que la otra, gracias ventana.


[lo de fregar, cocinar...del principio es totalmente coña y el que me conoce lo sabe]


Bueno, como todos sabéis la Señora Barrera se va de InterRail y su blog quedará desatendido durante todo lo que dure el viaje más su consiguiente resaca, por lo que su maravillsa sección de Artista/Canciñon recomendada también quedará suspendida estas próximas semanas; bien, yo tomaré el cargo mientras tanto de seguir expandiendo la buena música por vuestras mentes. Jeje:P


Artista recomendado: JOAQUÍN Ramón Martínez SABINA. El que le escuche algún día se dará cuenta de hasta qué punto ha destrozado sus oídos con cualquier otra cosa.

1 Comments:

Blogger Peachón said...

La selva amazónica no es como lo que veo por esa ventana. No sabría cómo explicarlo. Los troncos de los árboles son largos, muy largos, y toda la maraña de hojas casi no la aprecias porque está muy alta. Casi no ves la luz porque las copas te lo impiden. Entras como en una habitación infinita donde reinan todas las tonalidades de verde y marrón. Hay muchísima humedad y aunque no veas casi el sol (sí que hay luminosidad), sudas como un auténtico pollo, amigo.
Y hecho este comentario, lo voy a copiar a mi blog que me ha gustado.
Me parece extremadamente bien que asumas la responsabilidad de ilustrar al mundo con nuevas canciones.
¡Un besote!

5:00 p. m.  

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