viernes, noviembre 02, 2007

Creo que esta es mi mejor entrada

Hoy, que no ha sido un día especialmente nada (tal vez precisamente por eso he tenido tanto tiempo para discurrir) , me he dado cuenta de varias cosas:


1) Yo, que llevo toda la santa vida quejándome de la comodidad que otorga el saber que los demás van a venir a si ellos quieren pero que tú aunque quieras no vas a ir claro, porque "ya vendrán ellos" ( a esta idea tengo que encontrarle un nombre que seguramente ya tenga pero que desconozco ); me he dado hoy con un señor canto en los dientes. Yo este tema siempre lo llevaba al terreno del papo que las chicas tienen a la hora de ligar, si no vamos nosotros, tranquilo que ellas no van a venir; y esque se saben muy poderosas en su más alta posición...

Pero resulta que si extrapolamos eso a otros ámbitos, me encuentro con que a las 9 de la noche de hoy me llama María por teléfono para ver si hacemos algo, y eso que parece lo más rutinario del mundo es algo que lleva haciendo meses y meses: llama ella. Alguna vez que ha renegado de ello alegando estar harta de hacerlo yo siempre la digo que "es tu rol, tú llamas".
Que alguien me diga cual es la diferencia entre el papel activo que ejerce María y la figura del chico que tiene que acercarse a la chica porque sino se queda a dos velas. En fin, para mí marchando unas orejas de burro y un capón, que me lo merezco.
Aún así sigo pensando que las tías sois unas comodonas.


2) Entre los "te quieros" de Bea y los "No more I love yous" de Annie Lennox, me he intentado fabricar una definición de lo que es decir "te quiero" a otra persona.

Por cierto, que si alguien no lo sabe, Annie Lennox es una cantante y su tema más famoso se titula No more I love yous, que dicho sea de paso no es una gran canción pero trata el tema de los te quieros y la ligereza con la que lo usamos y me venía al pelo. Dicho esto, cada uno puede hace con sus te quieros lo que le venga en gana.

He llegado a la modificable conclusión de que la persona a la que queremos es aquella sin cuya existencia nuestra vida sería mucho peor, o diferente para mal en ese sentido. ¿Que qué quiere decir esto? Pues realmente no significa nada porque si lo pensamos bien nosotros no podemos imaginarnos la vida sin aquellos que no están o no conocemos.
Un ejemplo: piensa en alguien al que quieras (querer de verdad, eh?), y ahora imagina que no existe ni ha existido nunca; le echas de menos, no? Bien, pero no podríamos echar de menos (y por ende "querer") a quien no hemos conocido . Resulta obvio, pero dadle vueltas, "que cale" como diría Carruesco.

Conclusión: cada uno debe saber a quien quiere y cómo lo hace, tal vez el problema lo tengan los que no sepan a quien quieren o no lo distinguen; no porque querer sea un problema sino porque en algún caso para la otra persona ser querido puede ser un problema, y también porque quien dice "te quiero" vanalmente está rebajando un sentimiento enorme a una altura que no le corresponde.


3) Hace unos años un profesor mío intentó bajarme del escudo del Real Madrid en el que yo me estaba enamorando intentando hacerme ver que el fútbol "no es más que 22 tipos tratando de introducir en una serie de metros cúbicos delimitados por dos palos y un larguero un cúmulo de aire empaquetado".

Pues hoy viendo los deportes me han puesto un resumen del Atleti que ayer ganó al Sevilla en un buen partido. Mientras veía a Maxi marcar el 3-2 yo me preguntaba "y por qué no soy del Atleti?", realmente parecía lo mismo que cuando jugaba el Madrid: emoción, decenas de miles de personas cantando gol, un grupo de chicos abrazándose por la victoria... y para colmo yo al primer equipo que fue al Atleti!

[Y que quede claro que digo Atleti porque es al que he estado viendo esta mañana, que no tengo nada contra ellos]

Y es aquí donde me he encontrado con la diferencia entre "Fútbol", que es lo que trató de definirme mi profesor, y "Real Madrid", que es lo que llevo yo adentro. Para mí, que Maxi marque un gol en el Calderón que gane el partido es un trozo de aire empaquetado que se mete entre dos palos y un larguero. Para mí, que Sergio marque el tercero en Mestalla, es un gol.


4) Antaño, y seré breve, que Mario se subiera en una racha de las suyas en las que es capaz de meter el balón en el aro con la facilidad con que se parpadea, era sinónimo de paliza descomunal y a casa sin sudar. Supongo que aquellos debieron ser tiempos de polideportivo y de vámonos que cierran a las 9, sólo decir que hoy no ha sido una sino dos las rachas en las que Mario se ha subido pero el final ha sido diferente. No me gusta y odio lo de sacar pecho cuando se puede porque ¿para qué sacarlo cuando se puede si cuando puedan te lo van a hundir?, y yo a este hombre tengo que enseñarle a ganar y va camino de aprobar en junio. Forza Mario.
Luego por la tarde, ya sentados y con más aire en el cerebro, hemos intentado definir qué coño debe ser una racha. No lo conseguimos, cuando lo hagamos prometo colgarlo.


Y creo que ya está, suficiente por hoy,no? Por cierto, decidle "te quiero" a las personas a quien queréis, en ocasiones me pongo tiquismikis pero muchas veces un "te quiero" es como una sonrisa, cuesta poco y seguramente haga rico al que la recibe.

Otras veces... otras veces se puede querer a una sonrisa, solo que creo que ella ya lo sabe.

domingo, octubre 28, 2007

Arena en los bolsillos

Han tenido que pasar 3 años para que Manolo García dejara de ser el último de la fila y lanzara su primer trabajo en solitario. Atrás quedan ya Quimi Portet, los Burros y hasta siete discos de estudio.


El polifacético cantante catalán, que será
galardonado con el Ondas a "Mejor Artista Español" en 2001, ha renovado su estilo y adorna su música de siempre con unos ritmos arabescos y
aflamencados que contrastan con su etapa más pop en El Último de la Fila.


El misticismo de sus letras se reviste esta con vez una orquesta multinstrumental que te trasporta a la naturaleza a medida que te dejas llevar por sus canciones. Ello alcanza su máxima expresión en el primer sencillo "Pájaros de Barro", una alegoría a la buena música del buen cantautor que se deja acompañar por buenos músicos.
Lejos de los ritmos populachos de hoy (y de casa también porque ha sido grabado en Londres), Arena en los Bolsillos conserva ese aroma huraño que tan bien personifica Manolo García y que tantos éxitos le reportará en el futuro.
Un disco redondo, de los que son difíciles de encontrar; para escuchar algo nuevo que tenga poco que ver con los estereotipos musicales que copan las listas de ventas.


lunes, octubre 15, 2007

De la costumbre y la vergüenza

La noche dibuja un bonito marco de sábado para que la fauna y flora adolescente haga su aparición en las discotecas de turno. Míster Cubata toma el mando y ameniza la noche con risas y un punto de desinhibición que permite a uno de los colegas fijarse en la chica de falda vaquera que baila junto al grupo. Ambos se refugian en la cómoda seguridad que ofrecen los amigos pero a esas horas de la noche uno ya sabe que el otro existe y llevan un rato mirándose. El caso es que se gustan: el ambiente es propicio y los grados de alcohol empiezan a ejercer su efecto, por lo que nada hace presagiar que aquello pudiera terminar mal. Sin embargo la timidez del chico es demasiado trabajo para Johnny Walker, que no termina de atreverse a dar el paso y acercarse. La chica a su vez aguarda insinuante a que el muchacho se presente porque, bueno, él es el chico y es él quien tiene que acercarse, ¿no?
A las seis de la mañana el sol les visita para recordarles que es de día y ambos toman camino a casa; sólo que esta vez, por culpa de su vergüenza y rubor lo harán cada uno por su lado.
Como ésta se producen miles de situaciones cada semana gracias en parte al mal adoptado "comodismo" de las mujeres, que esperan que la mosca caiga en su telaraña en lugar de molestarse en buscar la comida, aunque sepan que la tienen fácil al alcance de la mano. La ecuación (también hay capón para los varones) se completa con el retraimiento y la cortedad de la que adolecen, yo entre ellos, cierto número de hombres.
Si quieren mi opinión les diré ha sido la mala tradición la que ha puesto a cada uno en su lugar: los chicos nos hemos buscado ese papel "depredador" y parece que nos ha debido ir bien porque no hemos buscado desetiquetarnos; mientras, el sexo opuesto goza de un papel más relajado, a la espera de que en un buen momento se le acerque el mancebo de turno y ella decida si sí, o si no. Y ya no sólo me estoy refiriendo al ámbito del fin de semana y fiesta; sino que también ocurre en aulas, trabajos.



Por si fuera poco, las ventajas les vienen hasta de rebote ya que esa capacidad de selección es connatural a su posición pasiva: un joven otea el horizonte y escoge a la que espera será su próxima víctima, establece contacto con ella y su éxito depende del antojo de la abordada. Sencillo, ¿verdad?
Los chicos nos hemos visto abocados a confiar nuestras esperanzas en la estadística: "Si le entro a 20 por lo menos 4 caen". Sin embargo, ellas hacen de cada fin de semana su Halloween particular: "Ayer dí 5 calabazas a unos fantasmas".
Pero como en toda regla, aquí también hay excepciones: siempre tenemos al típico amigo extrovertido que hace las veces de red (porque si lo lanzas en medio de la pista pican unas cuantas) y no podía faltar la chiquilla simpática que se te lanza al cuello según te ve, pero... maldición! Casualidades de la vida siempre suele ser la menos agraciada de toda la comarca.
¿Sabéis? Como conclusión y proyecto de solución personal a todo problema,si de mi dependiera la voluntad y el aguante testicular de la totalidad de varones heterosexuales, me arriesgaría a emular a las espartanas en Lisístrata y cortaría el riego sexual del género contrario. No entraría a ninguna fémina en el tiempo que hiciera falta hasta llegar a los quicios de su paciencia, de forma que llegara un punto en que se vieran obligadas a ser ellas quienes reclamaran nuestros favores. Invirtamos los papeles! Pongamos fin al monopolio estrógeno. Basta ya de los "Sí, si ella quiere".

miércoles, octubre 10, 2007

Pájaro de un tiro

"Tal vez por eso mis canciones quieran ser un mapamundi del deseo, un inventario de la duda, siete crisantemos con espinas".

Mi personaje es pájaro de un tiro, a mitad entre Pocholo y Unamuno, la biblioteca y el coma etílico. A punto de asociarse con la sesentena ha volado toda su vida a ras de cielo con la sombra en el suelo y en la mano una copa de güiski, por favor, con dos cubitos de hielo.Dado a darle más usos a la nariz que el de respirar; soñador de los días oscuros, vividor de las noches claras; hace de su vejez, ciruelas. Pirata cojo de izquierdas, primo adoptado del yerno ideal, sastre de Fray Luis, morado de bandera.Nació en un pueblo con refrán, pero sin irme por los cerros de Úbeda os diré que es un tipo gustoso de cantar a las benditas bocas que dan besos y tragan monedas. Tan anárquicamente correcto que para no soñar buenas son aspirinas, tanto!que puso un circo y se le crecieron las cenicientas de saldo y esquina.Epitafio de Enrique Urquijo, penitente de Fidel y voz de cada día, lleva 16 discos y 500 noches recordándonos que no todas las calles se llaman Melancolía, que se puede correr más rápido que la policía, que no perdamos la calma con la cocaína y que buenas son las malas compañías de esta boca que algún día será mía.

domingo, septiembre 16, 2007

De mi gimnasio y los posibles

El San Martín de los malotes:

Yo subía de cinturón a la misma velocidad que la gente que entró conmigo se iba. Muchos chicos se apuntaban, entrenaban un par de años y se volvían a marchar, incluso Lorenzo, que se fue alegando que aquello no le gustaba. Yo no sabría contar cuántas veces pude decirle a mi madre que a mí aquello tampoco me gustaba, pero nunca dejó me desapuntarme y a día de hoy es una de las cosas que más tengo que agradecerle.
Tan es así, que con el tiempo terminé siendo el mayor de los chavales que entrenaban a las 17:30, con la sombra de Araceli siempre siguiéndome los pasos. A mis trece años y con mi cinturón azul por montera, había pasado de ser el blanco de todos los tontazos a ser yo quien aconsejara a los nuevos.

Amarillo, Naranja, Verde, Azul; todo pasaba muy aprisa y entonces empezaron a llegar los que serían mis compañeros de hoy: Pedro, Pablo, Roberto... Por la sala azul pasaron Rafa, Piqueras... hasta Daniel Carrasco! Yo sobreviví a todos ellos hasta el punto de doblar las sesiones, ayudar a los pequeños y pasarme a entrenar los martes y los jueves. El Gimnasio Parque Henares se convirtió en una parte indispensable de mi vida.

Hacía algún tiempo que Ángel me lo venía dejando caer, y esque la clase de las 17:30 me empezaba a quedar pequeña y ya era hora de dar el salto con los mayores. Seguramente he dejado en el tintero muchas anécdotas y nombres en esta primera etapa, pero no pretendo tanto aburriros como contaros lo esencial de todo esto.

Y como lo prometido es deuda, una buena tarde de septiembre me ví a los 13 años metido de nuevo en una clase llena de tipos enormes, en la que me esperaba un tipo llamado David.

miércoles, septiembre 12, 2007

De mi gimnasio y los posibles

Las primeras patadas siempre fueron difíciles:

Vaya si lo fueron. Recuerdo cada día de gimnasio como una mili particular que hacía que la hora que duraban las clases parecieran muchas más. Lorenzo y yo nos compramos los Doboks (kimonos) correspondientes y nos embarcamos de lleno en nuestra aventura.
No tuvimos demasiada suerte al principio, con nosotros entrenaban gentes que más tarde serían cocainómanos, delincuentes o simples objetores de conciencia; de los cuales tuvimos que soportar sus abusos y... a acatar, que éramos novatos. El caso es que (gracias a los hijoputas que tenía por compañeros) con el tiempo se fue cumpliendo una de las primeras frases que le recuerdo a mi maestro: "Cuantos más golpes te llevas, más duro serás"; supongo que no lo diría por mí, ya que con una sola de mis mejillas se podía prepara la barbacoa entera de una boda gitana.
Se me hizo eterno, pero a los pocos meses (en enero) llegó la hora de enfrentarme a mi primer examen: temblaba como un judío en 1942 y sudaba como para llenar una piscina olímpica antes de entrar en la sala. En aquella sala me esperaban 3 personas corbateadas y a las que no conocía de nada... quién me iba a decir a mí que aquellas 3 personas terminarían entrenando conmigo no tardando mucho. Una de ellas era David, mi espejo particular.

Aquello fue un viernes, el lunes ya había cambiado el color de mi cinturón: ahora era blanco-amarillo y lo recibí con la ilusión que un padre toma a su hijo en brazos por primera vez, fue un estímulo para seguir entrenando y un premio a todas aquella calorías gastadas, horas sudadas y lágrimas derramadas. Y esque también lloré, pero ese capítulo me lo reservo para otra ocasión.


miércoles, agosto 29, 2007

De mi gimnasio y los posibles

Alistamiento:

"Si hijo, sí. Ya verás como si haces Taegüondo de ese salís hechos unos Gokus". Dicho y hecho. Con la promesa piadosa que nos habían hecho nuestros padres; Lorenzo (entonces mi mejor amigo e hijo del mejor amigo de mi padre) y un servidor fuimos incorporados a la gran familia del Gimnasio Parque Henares... que dicho sea de paso nos pillaba al lado de casa.
Recuerdo el primer día como si hubiera sido el último: caras conocidas del barrio, una claustrofóbica sala de 30 metros cuadrados repleta de tipos enormes y un señor medio calvo de ojos azules con más mala hostia que el tipo al que le falla el último número para llevarse el Gordo que finalmente resultó ser mi maestro; Ángel se llamaba. Y Lorenzo y yo en medio de todo aquello más perdidos que un hijo puta en el día de la madre. Es complicado llegar a un sitio lugar así, donde los grupillos están ya hechos, donde por lo menos dos malotes se te rifaban como si fueras un cuarto kilo de pipas y donde mayormente no tienes puñetera idea de lo que es aquello porque las únicas patadas que habías dado hasta ahora eran a un balón. Aquel día para colmo hizo un calor que le derretiría los dientes al mismísimo Ratoncito Pérez y mis progenitores me habían colocado un polo azul y unas hermosas bermudas azules para entrar con buen pie en el gimnasio. ¿Hace falta que diga que no podía estar más ridículo?

El suelo estaba cubierto con unas láminas azules a modo de colchoneta simulando un puzzle, un espejo enorme presidía la sala junto con 3 ventanas, una puerta, una columna de carga en medio de la sala y los aperos usados en aerobic. Por aquel entonces sólo se daban dos turnos de clases de una hora de duración cada uno de ellos, lo que provocaba unas sesiones en las que nos hacinábamos hasta 20 o 25 personas; algo imposible hoy en día. En esa habitación con apenas ventilación, en aquella sala de instrucción paramilitar... en aquel paritorio de mal gusto que llevo visitando diez años ya, es donde comienza mi historia.