miércoles, agosto 29, 2007

De mi gimnasio y los posibles

Alistamiento:

"Si hijo, sí. Ya verás como si haces Taegüondo de ese salís hechos unos Gokus". Dicho y hecho. Con la promesa piadosa que nos habían hecho nuestros padres; Lorenzo (entonces mi mejor amigo e hijo del mejor amigo de mi padre) y un servidor fuimos incorporados a la gran familia del Gimnasio Parque Henares... que dicho sea de paso nos pillaba al lado de casa.
Recuerdo el primer día como si hubiera sido el último: caras conocidas del barrio, una claustrofóbica sala de 30 metros cuadrados repleta de tipos enormes y un señor medio calvo de ojos azules con más mala hostia que el tipo al que le falla el último número para llevarse el Gordo que finalmente resultó ser mi maestro; Ángel se llamaba. Y Lorenzo y yo en medio de todo aquello más perdidos que un hijo puta en el día de la madre. Es complicado llegar a un sitio lugar así, donde los grupillos están ya hechos, donde por lo menos dos malotes se te rifaban como si fueras un cuarto kilo de pipas y donde mayormente no tienes puñetera idea de lo que es aquello porque las únicas patadas que habías dado hasta ahora eran a un balón. Aquel día para colmo hizo un calor que le derretiría los dientes al mismísimo Ratoncito Pérez y mis progenitores me habían colocado un polo azul y unas hermosas bermudas azules para entrar con buen pie en el gimnasio. ¿Hace falta que diga que no podía estar más ridículo?

El suelo estaba cubierto con unas láminas azules a modo de colchoneta simulando un puzzle, un espejo enorme presidía la sala junto con 3 ventanas, una puerta, una columna de carga en medio de la sala y los aperos usados en aerobic. Por aquel entonces sólo se daban dos turnos de clases de una hora de duración cada uno de ellos, lo que provocaba unas sesiones en las que nos hacinábamos hasta 20 o 25 personas; algo imposible hoy en día. En esa habitación con apenas ventilación, en aquella sala de instrucción paramilitar... en aquel paritorio de mal gusto que llevo visitando diez años ya, es donde comienza mi historia.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Cariño menos mal que no te tocó ir a la mili jajaja que blandito eres madre!!!! bueno y que duro a veces... uhmmmm jajajaja
En fin...
¿Conseguirá Dani superar su ridiculo ante los "malotes"?
¿Le acompañará su amigo Lorenzo en toda su andanza en el gym?
¿Acabará superando la asfixia calurosa de esa sala de 30 metros cuadrados?
Todo esto y mas en la proxima entrega...
un besote pequeñin!
I hate you

8:52 p. m.  

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