"Chari, que man cobrao dos!"
(viene de la entrada anterior)

-Perdona, conductor, yo me he montado una vez y aquí el amigo me ha tachado como dos. Me puedes devolver el importe?
- No señora, no estoy autorizado a devolver dinero a pasajeros. Tendrá usted que ir a reclamar a...(interrumpido)
- ¡¡¡¡Pues yo no voy a ningún lado porque la mierda esta (por la trascripción deduzco que ella tampoco debía saber cómo se llamaba) me ha quitado dos viajes del bono que me he comprado esta mañana, porque sabes me lo he comprado esta mañana porque bla, bla, bla (blasfemias no aptas en este blog)!!!!

-¡Pues no, aquí no se sube nadie más hasta que no me devuelva mi dinero! ¡Que lo sepa todo el autobús (dirigiéndose hacia nosotros), éste señor me está estafando dinero!
-Señora, le repito que no puedo devolverle nada que debe ust... (interrumpido de nuevo)
- ¡Pero mire, pero mire! Si es que marca la misma hora! Qué casualidad, no? Que me he montado dos veces en este autobús a la misma hora.
Para cuando el sarcasmo se adueñó de la conversación, todo el gradería sur, norte, este y oeste del vehículo estaba a un pelo del sobaco de degollar a aquella insensata capaz de hacer esperar con el autobús parado no sólo a un español, sino a los 50 que estaríamos allí. Por supuesto los que se subieron después y a los que intentó impedir el paso interponiéndose ella misma en el pasillo, la apartaron de su camino como a quien le estorba un pelo en la nariz y se sentaron. El autobús empezó a andar...
-¡Quiero mi dinero y hasta que no me lo devuelvas no me voy!
-(todos a coro) ¡Señora siéntese de una vez, coj(piiii)!
-¡Que no me griten a mí! Grítenle a este sinvergüenza que me ha robado un viaje!
-(todos otra vez) ¡Pues reclame! No le ha dicho que no puede darle el dinero?
-¡Pues se acabó, lo cojo yo misma!
Y la muy pájara metió la zarpa en el monedero caslificador de monedas que todo buen autobusero lleva en su cabina. A todo esto el inconmensurable conductor estaba demostrando más paciencia que el que llenó el mar a base de lágrimas porque no os podéis hacer una idea de lo insoportables que eran los vociferios que espetaba aquella tipa. Mientras yo, observaba la escena partiéndome de risa el pecho. Como podéis observar la tensión va en aumento y en estas llega el clímax, señores:
-Señora, no puede meter la mano ahí! Eso es mío!
- ¡¡Es usted un sinvergüenza! Y usted también (dirigiéndose al conductor suplente)
La mujer parece que desiste y hace pone camino de su asiento cuando...
-(el conductor) Y usted una golfa...
-Qué me has llamado?? Qué has dicho??!!

El mandoble que le endiñó sonó tres manzanas (pero de las hermosas) a la redonda. Sí, sí; el autobús en plena circulación y el conductor haciendo lo suyo que, es conducir, y la tipa liada a guantazos poniendo la vida de todos en juego (jaja, qué épico).
La cara de nuestro protagonista quedó mucho peor que la del menda que está aquí a mi derecha pero por respeto a la sensiblidad de nuestros crossover-adictos no puedo no puedo mostrarla.
-Y porque no está aquí mi marido, que sino le iba a soltar dos puñetazos que se te iban a caer los cuatro pelos que tienes, maricón! Llamarme golfa a mí... Yo no soy ninguna golfa, eh? Golfa será su puta madre!
Yo ya me caía de la risa cuando me percaté de que había llegado a mi parada, una pena perderme el resto de la función. Para que luego digan de las profesiones de riesgo: domador de leones? Artificiero? Amante de Sara Montiel? Nada, nada; pecata minuta: conductor de autobuses. Si enseñáramos el oficio a todos los críos, el Sol volvería a no ponerse en nuestro Imperio (Homenaje a los Nikis y su "El Imperio Contraataca", canción recomendada de hoy).
Moraleja: señora, sabes que hubiera pasado si hubiera estado tu marido? Pues que habrías picado dos veces y no habrías tenido bronca con nadie.
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