...Cantos de sirena...
...has oído cantos de sirena, la ilusión hizo mella en ti y la inercia terminó el trabajo...
...cuando Víctor escuchó esa frase de mi boca sabíamos que ya era tarde. Y lo era porque mirar al pupitre de al lado ya no era un despiste, porque las miradas perdidas siempre se encontraban con la suya y porque cuando vas a darte la vuelta ves que estás pillado como la liebre por la tortuga.
Porque ninguno esperamos encontrarnos con aquello, porque los regalos sin aviso son más bellos.
Y es que levantarse de la cama cuesta menos si al otro lado del metro tienes alguien que te hace ver la facultad más bonita por la mañana.
Y es que lo vimos tan de cerca que ni nos lo creíamos. En un primer momento sentíamos como nos llenaban los huevos de egos nuevos y hacíamos como si la cosa no fuera con nosotros. Lo malo llegaba cuando la indiferencia del principio empezaba a fijarse en ella; y pasada una semana caes en que te has dejado llevar por la corriente de un río en el que no te estabas bañando. Ahora te das cuenta de lo bien que se estaba seco.
Has dejado pasar muchas oportunidades de intentar acercarte a ella y siempre esperas a la siguiente porque al fin y al cabo, no tendrían porqué cambiar las cosas...pero van y cambian ...y es que ahora es el río el que no quiere bañarte. No sólo no quiere bañarte sino que te pone los cuernos con el mar, santificado mar.
La verdad es que ese momento es igual de malo como bueno fue el dejarse llevar por la corriente. Los huevos se vacían y el ego se mete debajo de la cama. El vacío se encuentra contigo en el camino y te presenta a la decepción, que te acaba por crear un día a día traicionero. Este es el momento en que te preguntas porque te has dejado llevar por el río y sobre todo porqué no has hecho nada por bucear un poco en él (con lo bien que se estaba en la orilla!)
Y vuelta a la normalidad. Lo curioso de todo esto es que descubres que secarse no te lleva tanto tiempo como crees y a la semana parece que tu toalla hizo su trabajo...pero es mentira. Es mentira porque el río engancha demasiado y vuelves a bañarte en él sin darte cuenta antes de que te hayas secado del todo. Y en ese devenir de lavados y tendidos nos hemos metido un compañerito y yo, aunque a veces el me tendía a mí la ropa y yo hacia lo propio con él; siempre delante del mejor sol posible, que es la forma mas directa de curar las heridas.
Aún así, a pesar del mal sabor de boca, de los "no es un buen momento", de los vómitos inoportunos y de los sexapiles perdidos...a pesar de ello te queda un maldito buen recuerdo por todo lo bonito que aquel culo de mal asiento te había hecho los días.
Porque Victor, después de todo nos lo hemos pasado bien, verdad?
Cuando hablar con ella no es casualidad,
cuando la ansiedad te pone una querella,
cuando hasta las botellas se empeñan en hablarte
del estal de donde cuelgan las estrellas...
Ahora que nos lo tomamos con humor
ahora que por fin podemos contarlo
ahora que sólo es un rumor con nada de pasado...
ahora somos dos ciegos jugando a darse palos.